Entre los años de 1881 a 1885 aparece en el sur de España un nuevo fenómeno de carácter reaccionario de graves consecuencias, cuyo resultado empaña con tintes ciertamente dramáticos, la historia del movimiento obrero en Andalucía. Problemática candente debida a las injusticias sociales acumuladas, que tratan de encubrir con sonados hechos macabros. Útil técnica que amordaza las quejas de los que toman conciencia para pedir nuevas formas de vida más justas y razonables. Protestas que aumentan en las crisis de subsistencias. Acontecimientos famosos que se desarrollan con gran fuerza, particularmente en la provincia de Cádiz, donde empleando su poder la burguesía conservadora, con la colaboración gubernamental, bloquea con soluciones represivas todo amago de reforma, simbolizada básicamente en el reparto, que implicaba propiedad colectiva pero uso individual. La alta burguesía indiscutible dueña del capital, compra los más destacados puestos de la administración. El propósito antireivindicativo de los propietarios, que ponía en tensión toda su energía, atrajo bien disfrazado la atención de toda la nación por su brutal radicalidad, por sus penas de presidio y ejecuciones públicas. En tales condiciones de una masa en rebeldía, no había lugar para mostrar titubeos ni escrúpulos, tenían que convencer al campesinado de la inanidad de su lucha. Lo básico continúa siendo una mano de obra abundante y barata. Situado entre los anhelos de mejoras y los compromisos de represión, los sucesos más destacados y de mayor impacto ocurrieron en Jerez de la Frontera y su entorno serrano. Succesos que para algunos eran el prologo de una revolución popular y para otros los amargos resultados de la injusta distribución de la riqueza rústica en aquella exuberante campiña. Gran zona agrícola feraz y productiva que necesita miles de braceros, tanto en la siembra como en la recogida…