Nos interesa destacar es que los autores muestran la enorme complejidad de la situación de la clase obrera china a partir de un caso que tuvo repercusión mediática a nivel internacional. Se trata de los suicidios de trabajadores de una empresa de alta tecnología, Foxconn, proveedora de componentes para las grandes marcas que hegemonizan el mercado de smartphones, tablets y otros aparatos de consumo masivo en los últimos años. Gran parte de los productos que circulan a nivel mundial e integran la mayor circulación de mercancías de la globalización son fabricados por las manos de estos trabajadores, en circunstancias de explotación extrema. Los trabajadores chinos no son un sujeto pasivo de su condición, como se suele creer, sino que resisten con las herramientas que tienen a mano, que a veces llegan a la medida desesperada y terminal del suicidio. Pero también hay protestas y huelgas masivas que presionan sobre el capital y también sobre el Estado. Este libro disecciona esas circunstancias y esas luchas con gran detalle y rigor analítico, producto de un trabajo de campo de varios años y de un activismo solidario en la propia China.